Del Diario de Santa Faustina, 1074
Cuando fui a adorar, oí estas palabras: ... Di a todos: « Hija mía, que yo soy el Amor y la Misericordia misma. Cuando un alma se acerca a mí con confianza, la colmo de tal abundancia de gracias que no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia a otras almas»

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