EVANGELIO Y REFLEXIÓN DIARIA.
FRAY MANUEL DÍAZ BUIZA, ofm
No hay motivos para el miedo ni la angustia
02 Julio 2024
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (8,23-27)
En aquel tiempo, subió
Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un
temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor,
sálvanos, que nos hundimos!»
Él les dijo: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!»
Se puso en pie,
increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua
le obedecen!»
Palabra del Señor
La barca iba a la deriva, el viento arreciaba, el miedo de los discípulos iba en aumento. En el mar de la vida nunca estamos a salvo. Por muchas previsiones y seguridades, por muchos avances tecnológicos, estamos rodeados de fragilidad: ¡la tempestad es la compañía obligada de la travesía humana! Problemas y dificultades tendremos siempre.
"Jesús increpó vivamente a los vientos y al lago, y sobrevino una gran calma". La presencia en nuestra vida de Jesús y su evangelio nunca cultivará nuestro miedo. Aunque Jesús no haya eliminado el misterio del mundo, ni haya dado soluciones concretas a las dificultades de nuestra existencia, sí ha levantado los ojos al cielo con una dulce seguridad y ha murmurado el nombre del Padre. No nos ha invitado a dirigirnos a tierra firme, sino a proseguir en la aventura de la fe.
Aquí reside nuestra seguridad y calma: Saber que en nuestro barco va un pasajero a bordo. ¡Un polizón que ha cogido el timón de nuestras vidas y nos llevará a buen puerto!
¡Paz y Bien!
No hay comentarios:
Publicar un comentario