Del Diario de Santa Faustina Kowalska, 1631
Oh Herida de la Misericordia, Corazón de Jesús, escóndeme en Tu
profundidad como una gotita de Tu propia sangre y no me dejes escapar de ella
por la eternidad. Guárdame en tus profundidades y Tu Mismo enséñame a amarte.
Oh amor eterno, Tu Mismo modela mi alma para que sea capaz de corresponder a Tu
amor. Oh Amor vivo, hazme capaz de amarte eternamente. Quiero corresponder a Tu
amor por la eternidad. Oh Cristo, una mirada Tuya tiene para mí más valor que
miles de mundos, que el cielo entero. Tu, Señor, puedes hacer que mi alma sepa
comprenderte en toda la plenitud, [conocer] cómo eres. Yo sé y creo que Tu lo
puedes todo; si te has dignado darte a mi con tanta generosidad, sé que puedes
ser todavía más generoso; introdúceme en una intimidad Contigo hasta donde
puede ser introducida la naturaleza humana….
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