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domingo, 4 de agosto de 2024

NOVENA A SANTA CLARA DE ASÍS

Día 3: SIN MIRAR HACIA ATRÁS.

 


Oración

Gloriosa Clara de Asís, abogada a intercesora nuestra. Tus virtudes heroicas en el seguimiento de  tu  Dios  chocan con nuestra pereza y  falta  de  valentía. Ninguna dificultad fue obstáculo para tu fidelidad. Animados por tu ejemplo, detestamos nuestra pereza, pedimos perdón por nuestras infidelidades y proponemos seguir tus huellas con fervor. Tú hiciste de San Damián un centro de irradiación de fe y de amor. Queremos tener amplitud de corazón, un alma grande, un trato afable y cordial para repartir “paz y bien” en nuestro alrededor.

 Aclamaciones

- Loados seas, mi Señor, por nuestra Hermana Clara, que se abrazó por tu amor a la pobreza   santa. (Padrenuestro)

- Loados seas, mi Señor por su vida penitente y liberada. A Ti, el honor, la gloria y la alabanza. (Padrenuestro)

- Loados seas, mi Señor, por su vida alegre y entregada, y porque suscitaste por doquier miles a su semejanza. (Padrenuestro)

 

Reflexión

Clara, la  primogénita, ha abandonado la casa  paterna. Quiere ser solamente de Dios. Su familia se rebela. No puede admitir tal propósito. La exponen toda clase de razones. Desde los halagos hasta las amenazas. Todo es inútil. Ella tiene muy firmes en su alma las palabras de Jesús: “El que ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mi”. El 15 de abril de 1212, dieciséis días después de la toma de hábito de Clara, su hermana Inés decide quedarse también en el convento y también se queda la amiga Pacífica. Sus familiares arrecian la lucha. Quieren sacarlas del convento. Tras una breve estancia en las Benedictinas, ellas se instalan definitivamente en San  Damián, formando la primera fraternidad de Damas Pobres. Las palabras convencen, pero los ejemplos arrastran. La fama de sus virtudes se va extendiendo. Las jóvenes de Asís y su comarca miran hacia San Damián.

 Oración Final

Gloriosa  Clara de Asís. Hemos contemplado hoy tu valentía y fidelidad en el seguimiento de Cristo. T oda tu v ida fue un cántico de fidelidad a quien tanto nos ha amado. Conseguiste la gracia de asemejarte a Cristo. Hiciste de tu vida una ofrenda perenne y agradable que permaneció en la presencia divina ardiendo en el fuego de su amor. Obtennos la gracia de caminar tras tus huellas para que podamos seguir a Cristo, confesar su nombre y entregarnos a Él con amor jubiloso. Te los pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amen

 

 

 

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