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lunes, 5 de agosto de 2024

NOVENA A SANTA CLARA DE ASÍS

Día 4: LA PRIMERA FRANCISCANA

 


 Oración

Admirable Santa Clara de Asís. Tu seguiste a Cristo tras las huellas de Francisco de Asís y eres modelo de cuantos queremos seguir el ideal franciscano. Obtennos la gracia de caminar fielmente por esa misma senda, siguiendo tu ejemplo y tus enseñanzas. Queremos compartir las alegrías y las  tristezas de los hombres, sufriendo con los que sufren, alegrándonos  con los  que se  alegran. Que nuestra v ida sea así un sacrificio agradable a los ojos de Dios y llevemos a feliz término la obra que El en nosotros ha comenzado. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor Amén.

 Aclamaciones

-Loados seas mi Señor, por nuestra Hermana Clara, que se abrazó por tu amor a la pobreza santa. (Padrenuestro)

- Loados seas, mi Señor, por su vida penitente y liberada. A Ti, el honor, la gloria y la alabanza. (Padrenuestro)

- Loados seas, mi Señor, por su vida alegre y entregada, y porque suscitaste por doquier miles a su semejanza. (Padrenuestro)

 

Reflexión

A Santa Clara le gustaba llamarse con humildad “la plantita de San Francisco”, pero no nos engañemos. Clara es admirable, como lo fue Francisco. No es a la sombra de la Primera Orden como hay que ver la historia de las Damas Pobres, las Clarisas. Es una historia fraternal, pero paralela. Clara y  Francisco tuvieron que  asumir las responsabilidades de las propias Órdenes. El la condujo hacia Cristo, pero en su destino quiso que fuese  totalmente libre su responsabilidad. Proverello  Francisco  fue trasplantada al claustro. Ella es la primera mujer seguidora del ideal franciscano. La joven abadesa estaba tan llena de Dios y de su espíritu, que Francisco con frecuencia le pidió su consejo, y encomendó a sus  oraciones  los trabajos de sus frailes. Ella no había de salir a los púlpitos a anunciar la Buena Nueva, pero en silenciosa tarea cooperaba en el inmenso trabajo de los franciscanos. El esfuerzo corporal no es nada si no está sostenido e iluminado por la oración. Así lo entendió Clara. Mientras sus hermanos recorrían los púlpitos del mundo, ella y sus hijas alcanzaban el valor sobrenatural para su esfuerzo.

 

 Oración Final.

Gloriosa Santa Clara, hija esclarecida del jardín franciscano, espejo de pureza y de fe, a quien el Señor concedió la gracia de amar el sacrificio y la santa pobreza y de seguir los pasos de San Francisco. Tú ilustraste a la Iglesia con el admirable resplandor de tu virtud y la enriqueciste con  una nueva  familia dentro del movimiento franciscano. Alcánzanos del Señor que también nosotros comprendamos el valor sobrenatural de las virtudes del Evangelio, de las cuales tú nos dejaste admirables ejemplos y que, practicándolas fielmente, merezcamos gozar un día del fruto de ellas en el cielo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor, Amén.

 


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