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sábado, 10 de agosto de 2024

            EVANGELIO Y REFLEXIÓN DIARIA


            Fray Manuel Santos Sánchez O.P.                                       

 Convento de Santo Domingo (Oviedo)


Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.

El que ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiere servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará».

Palabra de Dios.

 

Multiplicará la cosecha de vuestro amor

El trasfondo de las palabras de San Pablo en esta lectura es una cuestión económica. Pedir a los cristianos de Corino ayuda económica para la iglesia de Jerusalén. Pero su argumento rebasa lo económico: “El que siembra generosamente, generosamente cosechará… Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores”.

Ciertamente en Jesús se cumple lo que nos acaba de indicar. Jesús sembró con generosidad a favor nuestro: Nos entregó su propia persona con la entrega de su palabra, de su amor, de su vida. Y cosechó con amplia generosidad en dos planos. En el plano personal: Dios, su Padre le resucitó, venciendo así su muerte. Y yendo más a allá de lo estrictamente  personal… ha cosechado desde su muerte y resurrección a millones y millones  de personas que le han seguido y le han nombrado su Maestro y Señor. Lo nuestro, como siempre es imitar a Jesús, sembrar con generosidad entregando nuestra vida por amor…sabiendo que nos espera un generoso fruto.

 

Donde esté yo, allí estará mi servidor

En la misma línea de la primera lectura, Jesús nos vuelve a insistir en la entrega de nuestra vida. Recuerda para ello dos razones. En una sociedad agrícola como la suya aduce el argumento del grano de trigo. La única manera que tiene de dar fruto es caer en la tierra, es morir enterrado en la tierra. Las palabras de Jesús pueden parecer extrañas a primera vista. El que gana pierde y el que pierde gana. Pero, como bien sabemos, y nuestra experiencia nos lo confirma, Jesús acierta.  

Y Jesús va más allá. Nos asegura que aquel que le sirve, es decir, el que vive y acepta su persona y todas sus palabras e indicaciones, gozará de una profunda intimidad con él. “Donde yo esté allí estará mi servidor” y será honrado  por el Padre. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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