EVANGELIO Y REFLEXIÓN DIARIA
Hna. María del Mar Revuelta Álvarez
Dominica de la Anunciata
Viernes, 23 de agosto de 2024
Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».
Él le dijo: «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.
Este mandamiento es el principal y primero. El
segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».
Palabra de Dios
“Un mundo nuevo aparece en el horizonte”
“Un mundo en descomposición se desploma. Un mundo nuevo aparece en el horizonte”: Sucede a veces en el correr de la historia que un estilo de vida, unas culturas, unas filosofías, unas estructuras religiosas, unas espiritualidades, se encuentran en la necesidad de efectuar cambios profundos, porque se han quedado en pura corteza, en meras fachadas.
A estas realidades, siempre actuales, ya respondió antaño Ezequiel de una manera clara.
Ahora Ezequiel, otra vez contra corriente, da un viraje a su predicación.
¡Nada se ha perdido! Al contrario, ahora se abre el porvenir. ¿Se han derrumbado las falsas ilusiones? ¡Mejor! Así será posible que lo nuevo nazca.
Lo que vislumbra es una renovación de la comunidad vivificada por el espíritu de Dios”. (Comentario a la luz de la Biblia de Jerusalén)
“Ezequiel comparte los sufrimientos y la inseguridad del exilio, una comunidad que le necesita. Él, anima a sus contemporáneos para que puedan salir de esta crisis con una fe más madura y esperanzada.
La experiencia del profeta Ezequiel, es reveladora para nosotros: “Profeticé de acuerdo con lo que Él me ordenó”.
El Espíritu de Dios suscita vida allí donde parece que todo acabó: “Os daré un corazón nuevo, pondré en vosotros un Espíritu Nuevo”.
De ahí brota, seguramente, una esperanza mayor: el profeta Ezequiel anuncia la utopía del hombre nuevo y de la nueva mujer. Esta nueva creación será sustentada por el Espíritu revitalizador del Dios vivo y verdadero, presente y actuante en la historia de todos los tiempos” (Comentario a la luz de “A lectura profética da historia”- da Conferencia dos Religiosos do Brasil).
“Amarás al Señor, tu Dios, con toda tu corazón, con toda tu alma…” y amarás a tu prójimo como a ti mismo”
Mateo nos presenta a saduceos y fariseos uniéndose para poner a prueba a Jesús: “Maestro, cuál es el mandamiento mayor de la Ley”?
La pregunta no era tan sencilla, como nos puede parecer a nosotros hoy, porque la mayoría de los juristas consideraba que todos los mandamientos tenían la misma importancia y obligatoriedad. Otros defendían que guardar el sábado era la primera obligación de todo israelita. También había quien defendía el amor al prójimo como el principal. A nadie se le había ocurrido que el principal mandamiento, eran dos.
En Mateo y en Marcos, Jesús responde recitando la "shemá" (escucha), que todo israelita piadoso recitaba dos veces cada día (Dt 6, 4-9); pero añaden una referencia al Lev 19,18, que prescribe amar al prójimo como a ti mismo.
En Lucas, Jesús le dice al letrado: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?, y es el maestro de la Ley el que responde exactamente lo mismo.
La originalidad de Jesús es doble. Por una parte el haber unido los dos mandamientos y por otra el ampliar el concepto de prójimo.
Juan que escribe veinte años más tarde que los sinópticos, lo tiene mucho más claro. Jesús da un solo mandamiento nuevo: "Que os améis unos a otros" (Jn 13,34). Esta es la novedad de Jesús. Es el mandamiento nuevo, por oposición al mandamiento antiguo, la Ley.
El amor que exige Jesús, no se alcanza con el cumplimiento de un precepto. En Jesús no se trata de una ley, sino de una respuesta a lo que Dios es: "Un amor que responde a su amor" (Jn 1,16). El amor que pide Jesús tiene que surgir desde lo hondo de la persona, no imponerse desde fuera. Se trata de manifestar hacia fuera, lo que Dios es en mí ser.
Él, vive el mandamiento del amor de un modo concreto y no abstracto.
Su vida y misión pueden ser resumidas en la integración profunda y concreta del amor a Dios y al prójimo. En esta integración Jesús encontró la raíz de su libertad. Libertad que lo capacitó para ser plenamente fiel a la voluntad del Padre y a las necesidades del pueblo. (Reflexión al Evangelio enriquecida por homilías de Fray Marcos y por los libros: tu Palabra es vida de la Conferencia de los Religiosos del Brasil).
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