EVANGELIO Y REFLEXIÓN DIARIA.
FRAY MANUEL DÍAZ BUIZA, ofem
Dudar de Dios
02 septiembre 2024
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,16-30)
En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.
Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo" y' "haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún".»
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es
bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en
tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo
una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado
Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos
leprosos habla en Israel en tiempos de] profeta Elíseo; sin embargo, ninguno de
ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se
pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un
barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
Palabra del Señor
La presencia de Jesús en la sinagoga de su pueblo no deja indiferente a
nadie. Pero son muchos los que no dan el salto a la fe, son muchos los que
dudan de este Dios tan cercano, tan a ras del suelo, tan de andar por casa, que
terminan por rechazarlo. ¡Cuanto daño hace a la vida los prejuicios, las ideas
fijas, “el siempre se ha hecho así”, las expectativas creadas .... ¿Qué
hace falta para creer que Jesús es el Hijo de Dios?
La novedad de la fe, requiere ojos de niños, miradas asombradas, para ver en
Jesús al hijo de Dios y recocer que con Él se ha inaugurado el tiempo de
la Gracia.
Estamos inundados de su misericordia e invitados a que con los “ojos fijos en
Él” pongamos nuestras vidas al servicio de nuestros hermanos los hombres,
viviendo la humanidad nueva que Jesús ha inaugurado con su muerte y
resurrección. Una humanidad que sabe a amor, a perdón y a misericordia.
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