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viernes, 19 de diciembre de 2025

        EVANGELIO Y REFLEXIÓN DIARIA. 

FRAY MANUEL DÍAZ BUIZA, ofm

 Dios ha roto su silencio

19 diciembre 2025


Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1,5-25)

En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.

Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacía los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto.»
Zacarías replicó al ángel: «¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.»

El ángel le contestó: «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.»

El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.»

 Palabra del Señor

 

El anuncio del Angel Gabriel a Zacarías rompe con el silencio de Dios con el pueblo de Israel. Después de varios siglos Dios se reconcilia con su pueblo. ¡Qué difícil es creer y esperar en Dios cuando este calla, cuando guarda silencio! Esta era la situación del pueblo de Israel, su oración parecía que no llegaba a Dios, el pueblo estéril como Isabel eran los depositarios de la bendición de Dios pero ahora eran incapaces de trasmitirla, de dar vida a causa de sus pecados.

El anuncio del Ángel se consagra a describir la misión del bautista que irá delante del Señor preparando el camino de su venida. 

Con razón el nombre de Juan significa: “Dios se ha complacido”. Dios ha roto su silencio. La noche va a dar paso a la luz. Pronto se alzará su voz en el desierto para preparar el camino a la Palabra hecha carne. El Dios que mora en las alturas se ha inclinado hacia los pobres y he aquí lo que hace: de la mujer estéril la hace madre de innumerables hijos. 

Y para los que no creemos, para los que ponemos pegas, para los que queremos ver para creer, como Zacarías, el Señor nos hace guardar silencio, permanecer mudo para que no sea la palabra sino el silencio del corazón el que pueda contemplar y cantar un día no muy lejano el canto de la misericordia de Dios para su pueblo: ¡Dios ha venido para quedarse para siempre! 

Guarda hoy silencio, calla, escucha... ¿No lo notas?

¡Paz y Bien!

 

 

 

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