EVANGELIO Y REFLEXIÓN DIARIA.
FRAY MANUEL DÍAZ BUIZA, OFM
Benedictus
24 diciembre 2025
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79)
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»
Palabra del Señor
La duda y el miedo dejan al hombre paralizado en su sitio, no son buenos consejeros, por eso Dios a Zacarías le manda callar y guardar silencio durante nueve meses por pedir una señal, por querer estar seguro. No quería ponerse en marcha sin estar seguro de encontrarse en el buen camino. Y Dios le "condena" al silencio para que aprenda a fiarse, a dejarse llevar por la Palabra. ¡Dios condena únicamente para liberar mejor! Y así el silencio de Zacarías hace que la Palabra de Dios se prepare, germine y se desarrolle en su corazón y se abra a la gracia para soltarse la lengua y empezar a alabar a Dios ¡y de qué manera! con esta oración del "Benedictus" que recítanos todos los días en los laudes, es uno de los cantos más hermosos de alabanza a Dios.
Este viejo sacerdote ya nunca más sacrificará animales en el templo, ya ha entendido el nuevo culto que Dios quiere: Bendecir y alabar a Dios en todo momento y ocasión porque ha venido a quedarse a nuestro mundo para siempre. La ternura del corazón de Dios ha bajado de lo alto para disipar las sombras de muerte.
Sí, ha nacido el día; sí, esta noche santa contemplaremos a nuestro Dios en la ternura y fragilidad de nuestra carne. Esta noche no la debemos dormir: cantemos, bailemos, comamos, todos juntos porque Dios va a nacer.
¡Paz y Bien!

No hay comentarios:
Publicar un comentario