Del Diario de Santa Faustina, 930
Oh Jesús mío, cuando vaya a Tu casa y me colmes de Ti mismo, y esto será para mi la plenitud de la felicidad, no olvidaré la humanidad; deseo levantar las cortinas del cielo para que la tierra no dude de la Divina Misericordia. Mi descanso está en proclamar Tu misericordia.