Hoy celebramos a Santa María Reina del Cielo y de la tierra, Madre de Cristo Rey
Celebramos a María Reina
Oración a María Reina..
Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y como
Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos por su
intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos. Reina
dignísima del mundo, María Virgen perpetua, intercede por nuestra paz y salud,
tú que engendraste a Cristo Señor, Salvador de todos. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
EVANGELIO Y REFLEXIÓN DIARIA
D. Luis Maldonado Fernández de Tejada, OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro
Jueves, 22 de agosto de 2024
Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados:
“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”.
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus
tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los
maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y
prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a
todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de
comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que
no llevaba traje de fiesta y le dijo:
“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”. El otro no abrió la
boca.
Entonces el rey dijo a los servidores:
“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».
Palabra de Dios.